Consejos fisioterapéuticos sobre deportes no aconsejables con prótesis de cadera
La vuelta a la práctica de deportes después de un implante de cadera es uno de los mayores retos y también uno de los hitos que demuestra hasta qué punto está recuperado.
Si le han puesto una prótesis de cadera es fundamental que asuma que su cuerpo tiene nuevos límites. Dependiendo de su edad y de sus condiciones físicas generales la vuelta a la vida normal será medianamente rápida. Sin embargo, la práctica de deportes requerirá mayor tiempo.
Por supuesto antes de lanzarse por su cuenta a realizar cualquier tipo de actividad deportiva le recomendamos que lo consulte con un fisioterapeuta. Él podrá aconsejarle sobre los deportes que puede realizar a la vez que le proporcionará consejos sobre cómo prepararse y cómo realizarlos.
Pasados pocos meses de la intervención podrá comenzar a correr y así fortalecer sus músculos, pero no lance las campanas al vuelo y, lo que es más importante, no fuerce su cuerpo, porque las consecuencias pueden ser muy perjudiciales y llevarle a casi al momento de inicio de la rehabilitación.
Aunque no hay nada establecido, en general hay una serie de deportes que no son muy aconsejables para una persona que lleva una prótesis de cadera. Por ejemplo, montar en bicicleta será complicado. Tenga en cuenta que el movimiento de pedaleo recae en la cadera y un sobreesfuerzo puede además de causarle dolor, ocasionarle alguna lesión.
También todos aquellos deportes que implican movimientos y desplazamientos rápidos no son muy recomendables para alguien con prótesis de cadera. Nos referimos por ejemplo al tenis, al baloncesto… Por supuesto, ejercicios extremos como correr bajo la modalidad de marcha no deben practicarse.
Por regla general, una persona con prótesis de cadera puede volver a reincorporarse a la actividad física, pero siempre bajo asesoramiento especializado. Si le explica a su fisioterapeuta su afición y deseo de practicar un deporte concreto, él podrá prepararle un plan personalizado en el que se programarán ejercicios específicos para reforzar y fortalecer los músculos de la pierna, los glúteos e incluso los lumbares. En estos programas también se trabaja el cuidado de la fuerza, flexibilidad y movilidad del resto del cuerpo, porque ante una zona operada, se puede, hasta cierto punto, trasladar el peso del movimiento a otras zonas.